Como se esperaba, el gobernante o los gobernantes de Cuba han confirmado lo expresado por Coco Fariñas hace unos días, todo está listo para dejarme morir, esa es la orden que dio El General. Como siempre y acostumbrados a no dar explicaciones al pueblo, usando el diario Granma informaron que por razones éticas médicas no se puede obligar a comer a nadie, claro que si les importara sería más fácil conceder el pedido de Coco, pero los Castro se sienten muy por encima de su pueblo; y permitir que presos políticos enfermos vayan a sus casas sería para ellos una derrota en vez de un acto humano.
Lo triste de esta forma de protesta es que si fuese otro país o una dictadura de derecha pondría al gobierno en una posición indeseable y toda la izquierda mundial cogidos de la mano danzarían en las plazas del mundo. Los foros estarían a todo dar y la prensa gritaría por el abuso que se comete, claro el capital comunista recorrería los bolsillos de muchos que solo funcionan con el terrible billete americano; y como siempre los únicos muertos que cuentan son los de ellos. Los nuestros no importan, quizás será que como la mayoría cree en Dios y la vida eterna no importa si morimos por lo que creemos.
El punto en que El General ha situado a Coco sin hablar, es duro, pues lo condenó a muerte, muerte que ciertamente Coco afrontará dignamente como él ha expresado y sin querer que esto suceda es la salida que le queda, pues otra cosa que pase por la voluntad de Fariñas lo dejaría muy mal ante los ojos del mundo, si por alguna razón ajena a su voluntad se suspendiera esta huelga, y quisiera que así fuese, sería distinto, pero más humano sería que El General en un gesto humano liberara a los enfermos que están en prisión.
Esta huelga, que más que una huelga es un llamado a la conciencia pública, es un grito contra el viento, es una forma cívica de denuncia donde el pacifismo es la ruta a seguir contra quienes son maestros de la violencia y la incredulidad espiritual. Muchos le han pedido que abandone la huelga y lo hacen porque lo quieren, muchos le han ofrecido salidas, pero él se mantiene firme, pero muy pocos se han ofrecido a acompañarlo. Los ayunos son buenos, pero no pasan del simbolismo y eso lo saben todos. Las oraciones son poderosas, pero El General no concede milagros. Solo mas huelguistas quizás salven a Coco y eso no lo pido yo, eso lo piden desde Cuba algunos opositores, debe usarse como método a nivel nacional y quizás, solo quizás Coco se salvaría.
La condena ya de dio. La sentencia está en manos del General, quien con un poquito de humanidad quedaría muy bien ante el mundo y quizás abriera el camino para un diálogo nacional y no como lo hace siempre con los extranjeros. La sentencia se cumplirá si Coco se mantiene firme y en control de su mente. Hay que presionar al General para que suspenda la sentencia de muerte de Coco y libere a los demás presos políticos, pues al final del camino, pese a las acusaciones, ya El General ha reconocido que tiene opositores a su sistema. Opositores que prefieren morir antes que doblegarse, y habría que hacer algo que provocara un gran escándalo internacional para que la tiranía no añada más sangre a su expediente y comience el cambio que tanto quiere el pueblo.
Por. Ing. Dionisio de la Torre, Jr.
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