Veinte años no son nada, dijo Carlos Gardel un día, pues si veinte no son nada yo digo que cuarenta y más tampoco lo son, y me refiero a que próximamente celebraremos nuestras bodas de Coral, si parece mentira, ya han pasado cuarenta años y con ellos un montón de momentos alegres y otra cantidad de momentos tristes y difíciles, que de no haber tenido a Carmen junto a mí no sé cómo hubiese podido sobrevivirlos, el caso es que en unos días estaremos de fiesta nuevamente en esta celebración.
A veces nos es difícil decir las cosas y cuando queremos decirlas es tarde, por eso me he acostumbrado a decir lo que se me ocurra aunque me meta en problemas o caiga mal, pero sé que en este caso no es así, pues esta nota es solo para decir lo feliz que Carmen me ha hecho durante todo este tiempo, aunque a veces me han tirado de las orejas y debo reconocer que ha sido con toda la razón del mundo, pues la pata he metido, pero cuando se saca a tiempo no hay pecado cometido( la defensa es permitida ¿verdad? Jajajaja).
Muchos de nuestros amigos cuando anunciamos nuestra boda nos aconsejaron mucho, algunos de buena fe nos dijeron que esperáramos un tiempo más, que éramos muy jóvenes (20 años) para casarnos, que si habíamos pensado la responsabilidad que era el matrimonio, en fin muchos buenos consejos de buenos amigos, otros no tan amigos ni tan buenos también hablaron, lamentablemente hasta apostaron el tiempo que esta unión duraría, que triste para ellos que se equivocaron de medio a medio y el tiempo ha probado que pese a las dificultades y pruebas que la vida impone, seguimos juntos y a pesar de algunas arrugas y una que otra cana en el pelo seguimos mejor que el primer día, pues ya hoy nos conocemos mucho mejor y por mi parte con una mirada de ella ya se lo que tengo que hacer o ¿es que he aprendido a ser obediente? No sé, pero soy feliz por estar con ella y por todo lo que me ha dado.
Este es mi pequeño regalo a ella, Carmen, mi esposa y amiga, es pequeño, pues no existe en el mundo nada que pueda representar lo mucho que ella es para mí, ni existe regalo mayor que los que ella me ha dado, aparte de soportarme tanto tiempo y ya por sí mismo es un regalo grande, me ha dado un hijo extraordinario, ella educo a que él sea un millón de veces mejor que yo y ese fue siempre mi sueño, ella lo guio a ser ante todo buen hijo, buen amigo, buen esposo y sobre todo el mejor padre del mundo, eso solamente no tiene forma de compensarse ni con flores ni diamantes, lo único que he hecho es tratar de ser mejor cada día y por cada error cometido hacer 100 actos buenos.
A Carmen que ha sido y es el amor de mi vida, pues la misma vida lo ha probado, quiero dejar en este papel mis sentimientos, que muchas veces lo he dicho, pero sé que no han sido suficientes y que debería haberlo dicho muchas m veces, aunque creo que no haga falta, pero sé que siempre es bueno escuchar que te digan, Te quiero y te necesito más que el aire que respiro, sé que es bueno decirlo, pero por eso lo escribo, para que no exista dudas.
Con todo mi cariño, respeto y amor te digo Carmen, hoy, mañana y siempre me volvería a casar contigo, si es que me aceptas como hace cuarenta años atrás.
Dionisio.
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