viernes, 18 de marzo de 2011

Mas sobre autegestión y cooperativismo.


Tras años de languidecer, el movimiento cooperativo reverdece en México, como refugio ante los sobresaltos del modelo productivo neoliberal y de las crisis financieras y alimentarias en que se ha visto arrastrado el país.


"Las cooperativas han tenido un impacto en la generación de empleo, en la inversión, en la educación y la salud. Han propiciado el desarrollo comunitario", señaló a IPS Juan Domínguez, coordinador general de la Sociedad Cooperativa de Asesores para el Avance Social, que trabaja desde 1990 con organizaciones de la sociedad civil.


Domínguez, adscrito a la Red Nacional de Investigadores y Educadores en Cooperativismo y Economía Solidaria, es autor de dos investigaciones sobre el ramo, la última titulada "Las cooperativas, polos de desarrollo regional en México", de 2008.

En 2005 un grupo de cultivadores de frijol crearon en el norteño estado de Zacatecas el Centro de Abastos e Insumos y Servicios Integrales "El Granero Nacional", para facilitar el acopio del grano y garantizar los canales de distribución.


"La cooperativa ha hecho una diferencia, porque una de las principales ventajas es la comercialización masiva. Se deposita el producto en las bodegas y la cooperativa lo vende. Además, se adquiere equipo que un productor individual no podría", declaró a IPS José Villegas, presidente de la agrupación que reúne a 600 productores.

Cada agricultor siembra una superficie promedio de 20 hectáreas, con un rendimiento medio de una tonelada por hectárea. Para 2010, la Secretaría (ministerio) de Agricultura garantizó un precio de 67 centavos de dólar por kilogramo.


En México operan unas 15.000 cooperativas, en su mayoría de consumo y producción de bienes, y en ellas participan unos cinco millones de personas, según datos del Fondo de Desarrollo Social del gobierno del Distrito Federal, donde se asienta Ciudad de México.

En este país de 112 millones de habitantes, la población económicamente activa asciende a unos 46 millones de personas, de los cuales 5,43 por ciento está en desempleo abierto, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.


Pero las cooperativas se topan con el escaso acceso al financiamiento público y privado, lo cual obstaculiza su formación y su funcionamiento, lo que lleva al sector a estar rezagado respecto a otros países latinoamericanos.


Esta expresión de economía social crece, de hecho, de norte a sur del continente americano. En Estados Unidos, por ejemplo, había en 2009 unas 29.000 cooperativas, con 80 millones de integrantes, y en Argentina casi 18.000, con unos nueve millones de miembros, según la no gubernamental Alianza Cooperativa Internacional (ACI).


En el caso de México, los cooperativistas se quejan de falta de apoyo. "Los recursos son pocos, no se tiene un gran capital para empezar y hay problemas para comprar insumos y para tener infraestructura", dijo a IPS Alma Ortega.


Ella fundó en la década de los 90 en Ciudad de México dos cooperativas actualmente autosustentadas, una de transporte y otra de comercialización de bienes, que tienen en conjunto 22 socios.


Una Ley General de Sociedades Cooperativas regula al sector desde 1994, que las define como organizaciones basadas "en intereses comunes y en los principios de solidaridad, esfuerzo propio y ayuda mutua, con el propósito de satisfacer necesidades individuales y colectivas, a través de la realización de actividades económicas de producción, distribución y consumo de bienes y servicios".


Pero la ley tiene lagunas que generaron barreras y vicios en su aplicación, que este año buscaría corregir un nuevo texto, según prometió en febrero Jorge Ocejo, presidente de la Comisión de Fomento Económico del Senado y miembro del gobernante y derechista Partido Acción Nacional.
El senador resaltó que las cooperativas, lejos de representar una economía marginal o ser pobres, suman en México un patrimonio que supera los 8.300 millones de dólares, por lo que requieren una ley que las estimule y brinde seguridad jurídica.


El reimpulso al cooperativismo de hecho comenzó en el país de la mano de las iniciativas adoptadas desde 2006 por el Distrito Federal, gobernado por el izquierdista Partido Revolucionario Democrático (PRD) .


Ese año, en la capital se aprobó la Ley de Fomento Cooperativo, y desde 2009 su gobierno puso en vigor el Programa General de Fomento Cooperativo, para impulsar las variantes de la economía social.


El senador del PRD René Arce recordó que además de las cooperativas, en México existen otras importantes formas alternativas de producción. Entre ellas, 26.000 ejidos (explotaciones rurales colectivas) en que participa 15 por ciento de la población activa, o 600 empresas de trabajadores.
"El sector social practica la ayuda mutua y solidaridad que ejerce la democracia directa, erigiendo así una práctica económica cuyo centro es el desarrollo del ser humano como valor principal’, destacó Arce.


"El escenario más difícil, pero el más cercano, es avanzar en el mercado abierto. Lo que buscamos es que se avance en el mercado inter-cooperativo, de modo que se priorice la compra-venta de materias primas e insumos entre las mismas cooperativas. Ahí hay un segmento bastante virgen", planteó el especialista Domínguez.


No hay cifras precisas sobre su peso en el producto interno bruto mexicano, pero sí se ha podido medir que en 17 de los 32 estados mexicanos, 200 instituciones autogestionarias mostraron un importante peso en el desarrollo regional, según la investigación efectuada en 2008.


Las más numerosas fueron las cooperativas pesqueras, con una repercusión trascendente en sus comunidades de operación. Muchas cooperativas, especialmente de producción, se han concentrado en nichos de mercado, entre ellos el de los productos ecológicos como el café orgánico, bajo esquemas como el de comercio justo.


Un grupo de organizaciones no gubernamentales han defendido la reforma al artículo 25 de la Constitución mexicana, para fomentar la economía social.


"Debemos modernizar los equipos de limpieza, porque ya tienen 20 ó 25 años, y los sistemas de adquisición de insumos, para que los productores los tengan cuando los necesitan. Además, queremos incursionar en la agricultura por contrato, para que el productor siembre lo que le van a comprar", apostó Villegas, cuyo centro posee bodegas con una capacidad de 8.000 toneladas.

"Las cooperativas son una buena opción para generar empleo y combatir la crisis alimentaria. Por eso, pugnamos para que se formen más cooperativas y tengan proyectos reales, de impacto", aseveró Ortega, integrante del autónomo Instituto Mexicano de Desarrollo Cooperativo, instituido en 1996 para empujar el sector.


El primer sábado de julio se celebra el Día Internacional de las Cooperativas, adoptado en 1992 por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y cuyo motivo este año es: "Los jóvenes, el futuro de la empresa cooperativa". El cooperativismo tiene, además, su indicador específico en las direcciones de Internet: coop.


La ONU, además, ha declarado 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, bajo el lema "Las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor". Esas agrupaciones dan empleo directo a más de 100 millones de personas en el planeta, según el organismo mundial.
Además, en noviembre próximo la ACI, fundada en 1895 y que cuenta con 1.000 millones asociados en 91 países, efectuará su asamblea general en el balneario de Cancún, en el sureste del Caribe mexicano.



Emilio Godoy (IPS/México).-

martes, 8 de marzo de 2011

La encrucijada.

El gobernante cubano, tras anunciar una política de drásticas medidas de ajustes y recortes, incluyendo el despido a corto plazo de medio millón de trabajadores estatales que luego alcanzarían el millón trescientos mil, comenzó primero a demorar la aplicación de esta terapia de choque, y ahora, tras reconocer el retraso de ese proceso, declara que las medidas no pueden someterse a ``plazos inflexibles'' y anuncia que, por su ``complejidad'', requerirían no menos de cinco años su completa implementación. ¿Qué factores han llevado, primero a esas vacilaciones dilatorias, y luego a este plazo más conservador?

• Primero porque en medio de una crisis permanente por el agotamiento del actual modelo, a lo que se añaden los estragos de algunos desastres naturales, los efectos de la depresión internacional y los recortes de beneficios sociales --como los comedores obreros y el subsidio de los pocos alimentos básicos, entre otros--, despedir a más de un millón de trabajadores sin garantías de poder encontrar espacios en el sector privado, significaba generar un clima social explosivo.

• A esto se añade el hecho de que con la gran mayoría de una población cuyo único medio de sustento es una bolsa negra que a la vez se abastece del desvío de mercancías de almacenes del Estado, el despido de más de un millón de empleados estatales privaría a la población de gran parte de esos suministros, lo cual agravaría aún más su desesperante situación.

• Por otra parte, las reformas anunciadas han tenido como reacciones, en todo el país, las severas críticas o el rechazo de sectores que no pueden ser catalogados de opositores o disidentes, con numerosos señalamientos que ponen al desnudo las consecuencias nefastas de varias de esas medidas y proponiendo otras que implicaban soluciones reales al conflicto a costa de debilitar el poder de la burocracia y otorgar mayores facultades a los trabajadores.

Sin embargo, la necesidad de la reforma se presentaba con un sentido de urgencia, algo inaplazable, de vida o muerte: ``Rectificamos pronto al borde del precipicio o nos hundimos'', anunció el general el pasado 19 de diciembre. Estas dos actitudes contradictorias nos llevan a concluir que la alta dirigencia se encuentra en una encrucijada. Sabe que debe hacer cambios profundos urgentemente para salvar eso que aún llaman ``revolución'', pero al mismo tiempo, el proyecto de reformas pretende mantener la esencia de ese modelo fracasado --es decir, el régimen de monopolio de Estado centralizado--, al conceder, con una mayor autonomía de las empresas, más poder a la burocracia a la que paradójicamente se culpa de ese fracaso por su principal responsabilidad en el alto grado de corrupción. Al mismo tiempo, para evitar una posible explosión social, se requieren concesiones que requerirían la renuncia a parte del poder absoluto que hasta entonces han estado ostentando, lo cual no significa, necesariamente, un retorno al sistema capitalista liberal. Algunas de estas concesiones sugeridas por los críticos reformistas del sistema son las siguientes:

• Reducir las cargas fiscales y excesivas regulaciones que obstaculizan el cuentapropismo y el cooperativismo.

• Que las cooperativas no tengan que pagar, además de los impuestos, una renta por el arriendo de los centros laborales concedidas por el Estado.

• Entregar las empresas no rentables ``en proceso de liquidación'', a los trabajadores de esas empresas para su administración.

• Dar plena participación a los trabajadores en todas las decisiones que les competen, principalmente en la dirección y ganancias de todos los centros y empresas, ya sea mediante la autogestión o mediante la cogestión trabajadores-estado.

• Permitir a los propios trabajadores decidir si sobran empleados, luego de evaluar si pueden colocarlos en otras ocupaciones aleatorias.

• Establecer garantías jurídicas al sector privado, cuentapropista y cooperativo nacional.

• Eliminar las prohibiciones a los ciudadanos sobre el acceso a internet, a invertir en cualquier actividad o sector económico y a comprar autos o casas.

• Permitir a un por ciento considerable de la población emigrada, apoyar con su trabajo y sus remesas a la sobrevivencia de sus familias, y a desempeñar un papel importante en la reconstrucción nacional, aportando sus experiencias, contactos y dinero, y avanzar así hacia la necesaria reconciliación de todos los cubanos de buena fe.

• Evitar que los inversionistas se enriquezcan a costa del desamparo de los trabajadores cubanos concediendo a éstos protección jurídica, sindical, de expresión, asociación, prensa, y hasta de huelgas y protestas públicas.

Es, ciertamente, demasiado tarde para pensar en recorrer largos caminos como los de China y Viet Nam, que demoraron más de veinte años, cuando ya el juicio de la historia aguarda al doblar de la esquina y sólo les queda, en el ocaso de sus vidas, tratar de salvar lo poco de honra que pueda quedarles entregando el poder a quien siempre debió tenerlo: el pueblo.


Prof. Ariel Hidalgo.
Infoburo@AOL.com
Tomado de El Nuevo Herald.