jueves, 9 de junio de 2011

Para los que están y para los que siempre estarán.

El tiempo ha pasado, quizás para muchos muy rápidamente, para otros lento como la desgracia que se arrastra por el camino de la vida, otros han estado tan ocupados luchando contra los comunistas cubanos, que pese a las canas, las arrugas y los maltratos de la vida todavía se sienten jóvenes y llenos de optimismo para el próximo combate y de ellos quiero comentar hoy, lo hago hoy porque quizás para mi o para algunos de ellos sea muy tarde mañana y no quiero que suceda lo que siempre pasa, quedarme con las ganas de decirlo cara a cara y no el día del velatorio, por eso aquí va para aquellos que piensan que sus nietos son sus amigos de juego.

Cuando concurrimos a cualquier acto patriótico, ya sea para recordar un 20 de Mayo o la caída de José Martí o para rememorar algún desembarco donde patriotas cubanos luchando contra el destino entregaban sus vidas ante el altar de la Patria amada, a veces nos encontramos con las mismas caras y nos alegramos de esto, pues quiere decir que todavía están saludables y con nosotros, pues hombres y mujeres tan valientes es mejor que estén con nosotros y no en contra, además nos entusiasma verlos abrazarse a sus camaradas de armas y grandes sacrificios en las cárceles castristas. A veces, no muchas, vamos a desayunos, almuerzos y reuniones, no vamos tantas veces como quisiéramos, pero nuestras oraciones y buenos deseos están con todos y cada uno de ellos, pues todos y cada uno son un ejemplo a seguir y orgullo para sus familias y algún día, allá en la patria agradecida existirá un lugar donde los nombres de los que la defendieron estarán al lado de los maestros de la libertad cubana, nuestros mambises.

De cuando en cuando oímos de una reunión, escuchamos de un intercambio y vemos a hombres donde el tiempo solo se ha posado en sus espaldas que cargaron mochilas de combate, en sus piernas hoy débiles, pero que ayer escalaron montañas y sus brazos delgados y manos temblorosas, pero que ayer llevaron el fusil redentor a los montes, llanos y calles cubanas, el tiempo haciendo su trabajo de quebrantar el cuerpo del luchador eterno solo eso ha podido hacer, pues el alma y el espíritu sigue alegre y juvenil, lleno de la infancia que solo sueña con un lugar perdido en el Caribe, donde algún día poder descansar a la sombra de una palma y poder decir, patria mía hemos cumplido, ni el tiempo, ni el dolor, ni mucho menos el exilio ha puesto la vergüenza a descansar, cada día cuando estos eternos combatientes por la justicia ven salir el Sol su primera oración es de gracias a Dios por darle la oportunidad de otro día mas para luchar por Cuba Libre y cuando van a la cama, lo único que piden al Altísimo es un poco de salud para sus familiares y otro día más para seguir luchando.

Esos hombres que ayer erguidos como las palmas enfrentaron al ladrón de esperanzas, donde a veces el silencio era la mejor respuesta al interrogador furibundo y callados o a viva voz gritaban ¡Viva Cristo Rey! cuando la traición penetraba sus vidas o se le arrancaba en la oscuridad de una celda o en el horrible campo de trabajo, hoy los vemos algo encorvados, pero cuanto valor dentro de ese cuerpo ya curtido, pero si quieres verlos como niños alborotados con los ojos lleno de brillo solo tienes que mostrar una Estrella solitaria y decir bien alto y a todo pecho—Al combate corred bayameses, que la Patria os contempla orgullosa- eso basta para desde el fondo de esos corazones dolidos salga como un torrente el rio que muestra el camino a los que siendo jóvenes hoy, les toca tomar el lugar de ellos y como hombres defender la dignidad de la Patria herida.

Quizás, a veces pidamos mucho a los que en Cuba están, quizás no entandamos que los tiempos cambian, pero la Patria es intemporal, el honor de los hombre, no conoce reloj, la vergüenza es la misma vida, que solo se extiende en el tiempo, pero solo quiero recordar el gran honor que me han hecho hombres que han llenado mi vida de orgullo con su amistad y que me han acogido como otro más al lado de quienes debo admirar, por esto es que se puede pedir, se puede exigir, se puede demandar a los que en la Isla están, que solo deben mirar atrás para encontrar un camino lleno de ejemplos gloriosos y las lagrimas de nuestras amadas mujeres solo han servido de estimulo a seguir luchando, porque hemos crecido con mujeres que adoran a los hombres que luchan con dignidad y vergüenza y desprecian a los que lloran ante el opresor.

A todos esos viejos luchadores, a los que están y a los que siempre estarán, mis respetos y eterno agradecimiento, pues es un orgullo haber crecido entre mambises, haber vivido entre hombre sencillos y simples, hombres que con un abrazo te entregan la vida y la confianza y con un apretón de mano sellan un pacto de honor eterno.

Tomado de: www.lavisitamiami.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario